Sanar heridas va más allá de simples técnicas esotéricas.
No se trata de hacerse reiki, colocarse cristales o abrir Registros.
Sanar no se limita a leer el tarot, tomar flores de Bach o usar un péndulo. Tampoco se reduce a leer un huevo, realizar limpias con hierbas y demás prácticas.
La verdadera sanación no se logra solo mediante armonizaciones superficiales.
Sanar implica HACERSE CARGO, y eso no es para cualquiera. Solo los valientes y corajudos se atreven a adentrarse en lo más profundo del alma y seguir su guía y dirección.
La sanación es un proceso profundo e intenso que requiere una gran cantidad de energía y tiempo. Sí, mucho tiempo... y una paciencia inquebrantable. Tantas veces nos hemos ignorado...
Lidiar con un ego que se resistirá a los cambios que emanan del alma también forma parte de la sanación.
Sanar implica sangrar, supurar, sentir dolor, comprender, perdonar, perdonarse y, finalmente, soltar...
Es pasar por estados sucesivos de enojo, tristeza, necesidad de soledad y silencio. Sanar es adentrarse en las sombras, aceptarlas y trascenderlas.
La sanación requiere valor, entrega y una disposición inquebrantable para confrontar nuestras propias sombras. Es un viaje hacia la liberación y la transformación más profunda.
¡Abraza tu valentía y adéntrate en el camino de sanación que te espera!
Autor: Leonardo Amaraldo Delgado
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